La migraña es un proceso neurológico crónico de causa desconocida, caracterizado por episodios recurrentes de cefalea que suelen ser de localización unilateral, durar entre 4 y 72 horas, ser pulsátiles, incrementarse con el esfuerzo y asociarse a fenómenos vegetativos y afectivos. La migraña afecta de forma muy negativa a la calidad de vida de los afectados. Suele iniciarse entre los 15-30 años y es un proceso muy frecuente: el riesgo de padecer migraña durante el transcurso de la vida oscila entre el 20-25%, con una afectación tres veces mayor en las mujeres que en los hombres. Los episodios pueden verse facilitados por diferentes factores desencadenante y las crisis se componen de tres fases: pródromos, aura y cefalea/síntomas asociados. El dolor de la cefalea migrañosa característicamente se incrementa con el movimiento (signo del traqueteo). La migraña puede clasificarse en dos grandes subgrupos: la migraña sin aura y la migraña con aura. La etiopatogenia es compleja, se inicia por un mecanismo básicamente «neuronal» central, que acaba activando el sistema «vascular» periférico leptomeníngeo que es el responsable del dolor (teoría neurovascular). A pesar de ser un proceso benigno, la migraña puede presentar diferentes complicaciones: Migraña crónica, estatus migrañoso, aura persistente sin infarto, infarto migrañoso y epilepsia desencadenada por la migraña.