El tratamiento de la EM ha experimentado una profunda evolución desde la introducción del interferón beta. El tratamiento medicamentoso se dirige hacia 3 áreas: los brotes, el curso clínico y los síntomas. Los esteroides en altas dosis durante pocos días es el tratamiento habitual de los brotes. El tratamiento del curso de la enfermedad va dirigido a controlar las recaídas, y para ello cuenta con 3 tipos de interferón beta, el acetato de glatirámero y la azatioprina (en España). El natalizumab y la mitoxantrona son medicamentos de segunda línea reservados a pacientes en quienes han fracasado los tratamientos previos por ineficacia o intolerancia. La progresión sin brotes, primaria o secundaria, no tiene tratamiento. Los síntomas de la enfermedad son muy variados, y se dispone de una larga lista de medicamentos para su control.