Los médicos generales a menudo son el primer punto de contacto con el sistema sanitario de los pacientes con problemas de salud mental. Y esto suele suceder en el entorno de la Atención Primaria, donde, además, la prevalencia de las enfermedades psiquiátricas es elevada. Aunque los casos más frecuentes pertenecen a la esfera ansioso-depresiva, también son habituales los trastornos del ánimo o del sueño, por uso de sustancias o por estrés postraumático.

Por lo tanto, los médicos de Atención Primaria necesitan habilidades prácticas para valorar la gravedad de una crisis psiquiátrica, realizar intervenciones adecuadas y, si es necesario, derivar a servicios especializados en salud mental. Esto comprende la capacidad de evaluación del riesgo de suicidio, el abordaje de la agitación psicomotora y la gestión de situaciones de emergencia en salud mental, entre otras.