Las infecciones por parásitos, antes poco frecuentes en nuestro medio, son cada vez más comunes dados los movimientos migratorios, los viajes internacionales o la inmunosupresión, y hemos de tenerlos siempre en mente en el diagnóstico diferencial de determinadas entidades clínicas, entre las que se incluye la patología cardíaca o del sistema nervioso. En el caso de la afectación cardíaca por parásitos, la invasión del miocardio y el pericardio, con la consiguiente respuesta inflamatoria que esta desencadena, es el mecanismo fundamental de producción. La enfermedad de Chagas, la tripanosomiasis africana, la toxoplasmosis, la triquinosis o la infección por amebas de vida libre afectan típicamente al miocardio, con aparición de miocarditis o cardiomiopatía. En la amebiasis y la equinococosis, el pericardio es la estructura más afectada, con la consiguiente aparición de derrame pericárdico, taponamiento, pericarditis aguda o pericarditis constrictiva. La esquistosomiasis afecta a la vasculatura pulmonar, siendo una causa importante de hipertensión pulmonar y cor pulmonale. La afectación por parásitos del sistema nervioso es también una causa frecuente de morbimortalidad. La meningoencefalitis, la encefalitis o la aparición de lesiones ocupantes de espacio en el caso de la equinococosis, la cisticercosis o la toxoplasmosis son las principales formas de afectación cerebral por parásitos.
Palabras clave
Parasitic infections, which were rare in our setting until recently, are now becoming increasingly common due to migratory movements, international travel and immunosuppression. These infections should therefore be considered when making a differential diagnosis between certain clinical conditions, including diseases of the heart and nervous system. In cases of cardiac involvement with parasitic infections, the primary production mechanism of these parasites entails their invasion of the myocardium and pericardium, which, in turn, gives rise to an inflammatory response. Chagas disease, African trypanosomiasis, toxoplasmosis, trichinosis and infections caused by free-living amoebae typically affect the myocardium and result in the onset of myocarditis or cardiomyopathy. In cases of amebiasis and echinococcosis, the most affected structure is the pericardium, which consequently results in the onset of pericardial effusion, tamponade, acute pericarditis or constrictive pericarditis. Schistosomiasis, for its part, affects the pulmonary vasculature and is a noteworthy cause of pulmonary hypertension and pulmonary heart disease (cor pulmonale). Parasitic infections of the nervous system are also a frequent cause of morbidity and mortality. Meningoencephalitis, encephalitis and the growth of space-occupying lesions in cases of echinococcosis, cysticercosis or toxoplasmosis are the primary forms of parasitic cerebral infections.
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