Fracaso renal agudo: manifestaciones clínicas, diagnóstico y tratamiento

F.J. Lavilla RoyoaA. Ferrer Nadala
Doi : https://10.1016/S0304-5412(11)70104-4

Opciones

La valoración del paciente con fracaso renal agudo (FRA) implica la realización de una anamnesis (estudio de sintomatología urinaria o sistémica), exploración física (determinación de la volemia corporal y su distribución, y búsqueda de signos físicos relacionados con la etiología), estudio analítico (valoración de marcadores de función renal, índices en orina que indiquen un determinado tipo de insuficiencia renal aguda (IRA), de lesión renal en orina o de trastornos metabólicos o inmunológicos), estudio por imagen (ecografía -despistaje de patología obstructiva y valoración de parénquima renal y perfusión- u otras específicas -gammagrafía, TC o biopsia-). Es importante detectar situaciones de alto riesgo para desarrollar FRA o presentar complicaciones. Pacientes de edad, con insuficiencia renal crónica, alteraciones metabólicas o cardiovasculares, estado clínico deteriorado (oncológicos) sometidas a procesos orgánicos graves (inflamatorios sépticos o no) o terapéuticos (cirugías abdominales y extracorpóreas, urgentes y complejas, empleo de fármacos nefrotóxicos) y diagnósticos agresivos. La prevención pasa por detectar esos pacientes y emplear medios adecuados para su monitorización y corrección de la volemia, optimización de la hemodinámica, así como uso racional de fármacos (evitando el empleo de nefrotóxicos). En la evolución del FRA se emplean medidas terapéuticas destinadas a corregir la causa o acelerar la recuperación. De esta forma, el empleo de cristaloides en el FRA prerrenal hipovolémica o de fármacos cardiotónicos o vasoactivos en la hemodinámica permiten una mejoría de ese FRA. En cambio, el FRA parenquimatoso y la necrosis tubular aguda (NTA) siguen su evolución (más larga), influyendo otros factores que pueden favorecer la presencia de complicaciones (alteraciones electrolíticas y metabólicas, sobrecarga de volumen). Será importante adaptar la nutrición a la situación del paciente según la diuresis, la uremia y las alteraciones electrolíticas. Cuando el tratamiento conservador no es suficiente, es preciso recurrir al sustitutivo, mediante el empleo de hemodiálisis intermitente o técnicas continuas, dependiendo de la existencia de un fallo multiorgánico o de la oportunidad de una corrección rápida o gradual de las alteraciones presentes.

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