La enfermedad de Parkinson es un trastorno neurodegenerativo frecuente y asociado al envejecimiento. La susceptibilidad genética y determinados factores ambientales posiblemente estén implicados en su etiopatogenia. Se caracteriza por la presencia de bradicinesia, rigidez, temblor de reposo, alteración de reflejos posturales y una respuesta sostenida al tratamiento dopaminérgico, aunque al cabo de 3-5 años pueden aparecer fluctuaciones motoras y discinesias en relación con las diferentes dosis de medicación. El tratamiento de esta enfermedad es sintomático y sustitutivo, y consiste en restaurar la actividad dopaminérgica estriatal que se pierde por la degeneración de las neuronas dopaminérgicas nigroestriadas. La estimulación cerebral profunda es una alternativa quirúrgica que se realiza en pacientes con fluctuaciones y discinesias marcadas. Ninguna de las terapias disponibles altera el curso evolutivo de la enfermedad, y en los estadios avanzados existen síntomas motores y no motores de la enfermedad, entre los que destacan la demencia y los trastornos autonómicos.