Las alteraciones del sueño, junto con el dolor, son las quejas más frecuentes de los ciudadanos occidentales. El insomnio es el trastorno más prevalente, y se estima que el 30% de la población occidental padece insomnio alguna vez en su vida. Otras alteraciones del sueño frecuentes incluyen alteraciones cronobiológicas, alteraciones respiratorias nocturnas (síndrome de apnea del sueño), trastornos que cursan con somnolencia excesiva diurna (narcolepsia e hipersomnia idiopática), alteraciones conductuales nocturnas (parasomnias) y trastornos motores durante el sueño (síndrome de las piernas inquietas, síndrome de los movimientos periódicos de las piernas, bruxismo y movimientos rítmicos). La historia clínica y el polisomnograma suelen bastar para el diagnóstico. El polisomnograma permite identificar y documentar cada uno de los estadios del sueño y de las circunstancias, normales o patológicas, que acontecen en tiempo real y perturban la calidad o la continuidad del sueño. En ocasiones es preciso completar el estudio con un test de latencias múltiples del sueño que permite una estimación cuantitativa y cualitativa de la hipersomnia diurna.