La dispepsia es el conjunto de síntomas originados en la región gastroduodenal. Es un término complejo y difícil de definir, en el que algunos síntomas se confunden o solapan con otras patologías. Los principales son ardor o dolor en epigastrio, plenitud postprandial y saciedad precoz. Se clasifica según el origen de los síntomas en orgánica o funcional, siendo la fisiopatología de esta última multifactorial, con múltiples factores implicados como el enlentecimiento del vaciamiento gástrico, la hipersensibilidad visceral o la acomodación gástrica, entre otros. Se trata de una patología relevante, con una prevalencia importante en la población (20%) que genera costes elevados y un impacto en la calidad de vida de los pacientes. Para el diagnóstico es fundamental descartar organicidad en los pacientes con síntomas de alarma mediante una panendoscopia oral. Cuando no existen estos síntomas, el primer paso es detectar y tratar la infección por Helicobacter pylori. Si tras ello persisten los síntomas, el tratamiento de primera línea son los supresores de ácido, seguidos de antidepresivos tricíclicos y procinéticos.

Dyspepsia is a set of symptoms originating in the gastroduodenal region. The term is complex and difficult to define; some symptoms are confused or overlap with other diseases. The main symptoms are burning or pain in the epigastrium, postprandial fullness, and early satiety. It is classified as organic or functional according to the origin of the symptoms. The pathophysiology of the latter is multifactorial, involving multiple factors such as slowing of gastric emptying, visceral hypersensitivity, or gastric accommodation, among others. It is an important disease with a significant prevalence in the population (20%) that generates high costs and an impact on patients’ quality of life. In order to diagnose it, it is essential to rule out an organic nature in patients with alarm symptoms by means of an oral panendoscopy. In the absence of these symptoms, the first step is to detect and treat Helicobacter pylori infection. If symptoms persist afterwards, first-line treatment is acid suppressant medications followed by tricyclic antidepressants and prokinetic agents.