El tratamiento de la Insuficiencia Cardiaca (IC) con función sistólica deprimida se basa sobre todo en medidas generales y fármacos. Muchos de éstos cuentan con un sólido respaldo de ensayos clínicos, y han demostrado ser capaces de mejorar la sintomatología y prolongar la supervivencia. Los fármacos que bloquean o antagonizan el sistema renina-angiotensina-aldosterona son útiles en todos los grados de IC, al igual que sucede con los betabloqueantes; los diuréticos, por su parte, alivian la congestión pulmonar y sistémica, reduciendo la retención hídrica. Otros fármacos (digoxina, anticoagulantes) son útiles en ciertos subgrupos de pacientes. Lo mismo sucede con los dispositivos implantables, como desfibriladores para prevenir la muerte súbita, o marcapasos resincronizadores. Por último, el tratamiento de la IC con función sistólica conservada es empírico.