Ana (nombre figurado) es una adolescente de 17 años que ya se encontraba en seguimiento psicológico antes del mes de marzo del año 2020, cuando comenzó la pandemia mundial por la COVID-19 que ha roto el delicado equilibro de la salud mental de muchos jóvenes. Consultó por primera vez con 14 años por presentar un bajo rendimiento escolar y un pobre autoconcepto académico. Recibió un apoyo psicopedagógico y tratamiento psicológico, evidenciándose ya una conflictividad familiar, con un hermano mayor que ella que presentaba un cuadro depresivo cuando Ana contaba con 14 años, lo cual generaba una dinámica familiar disfuncional. Pero Ana no generaba problemas, según refería su madre, lo único que ocurría era que no aprobaba. Desde aquel momento, Ana ya no era vista ni contaba para nada. Solo era una mera espectadora de toda la conflictividad familiar, sin ser tenida en cuenta ni escuchada, porque no era disruptiva ni presentaba un patrón desajustado. En diciembre de 2019 vuelve a realizar una consulta, en este caso con psiquiatría. El motivo de la consulta en esta ocasión estaba relacionado con un bajo estado de ánimo, aunque su madre vuelve a poner el foco en el rendimiento escolar.
Identifíquese
¿Aún no es suscriptor de la revista?
Comprar el acceso al artículo
Comprando el artículo el pdf del mismo podrá ser descargado
Precio: 19,34 €
Teléfono para incidencias
De lunes a viernes de 9h a 18h (GMT+1) excepto los meses de julio y agosto que será de 9 a 15h